El culto al cuerpo, la nueva preocupación del siglo XXI, se ha convertido en una práctica cada vez más extendida en la sociedad. Mens sana in corpore sano es, quizás, la cita que mejor define esta filosofía de vida. Vivimos en una sociedad muy comprometida con el mundo ‘fitness’ y donde el consumo de alimentos sostenibles y la práctica de deporte son los dos grandes aliados.
Aunque cada vez hay más y diversos deportes para practicar, salir a hacer deporte sigue siendo el ejercicio deportivo por excelencia. Correr se está convirtiendo en una práctica recurrente para huir del sedentarismo y el estrés. Aunque es una disciplina muy ejercitada a veces la población no presta demasiada atención al correcto y específico uso del equipamiento deportivo olvidando que la elección de unas buenas zapatillas de ‘running’ es decisiva para una buena salud física.
El podólogo Martín Rueda, en una de las publicaciones sobre consejos que se puede consultar en la web de su Centro de Estudios del Pie, advierte de la importancia de elegir un buen zapato de deporte. Señala que lejos del factor económico hay otra serie de indicadores que van a ayudar a determinar cuál es la zapatilla de deporte perfecta.
Antes de comprar el calzado, desde dicho centro, se recomienda realizar algo de ejercicio «para que el pie adquiera el grado de distención que la práctica deportiva produce». Asimismo el peso de la zapatilla, el dibujo de la suela, el grado de amortiguación que presenta, la transpiración o las condiciones específicas del pie de cada persona son algunos de los factores a los que hay que prestar atención a la hora de elegir un adecuado zapato de deporte.
Los pies son la base de nuestro cuerpo y están sometidos a mucha presión diaria. Por ello, y con independencia de si se va a practicar ‘running’ o no, seguir dichas pautas y tomar el tiempo necesario para la compra de calzado ayudará a mejorar la salud de nuestros pies y a evitar también posibles lesiones.
Al menos 10.000 pasos al día son los recomendados para cada persona por la Organización Mundial de la Salud. En función de la actividad diaria esa cifra puede verse incrementada o apenas alcanzarse. Afirma Martín Rueda que, en una actividad baja, como mínimo se caminan 5.000 pasos diarios. Estos datos nos pueden ayudar a ser conscientes del esfuerzo al que someteremos a nuestros pies con una actividad baja, media o alta.
El equilibrio corporal es directamente proporcional a la armonía emocional y espiritual de las personas. Los pasos de hoy son la mens sana del mañana.