El Rey aseguró este miércoles en Madrid, al clausurar el World Law Congress (Congreso Mundial del Derecho), que “no tiene sentido” y “no es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho, pues sin el respeto a las leyes no existe ni convivencia ni democracia, sino inseguridad, arbitrariedad y, en definitiva, quiebra de los principios morales y cívicos de la sociedad”.
Felipe VI, que estuvo acompañado por la reina Letizia, hizo estas consideraciones en el Teatro Real, donde intervino al recoger el Premio por la Paz y la Libertad que le ha concedido la World Jurist Association, organizadora de este congreso jurídico en Madrid, donde se han reunido el martes y el miércoles más de 2.000 juristas de todo el mundo.
La referencia del Rey a que no es posible apelar a la democracia por encima del Derecho coincide con el inicio el pasado 12 de febrero del juicio del ‘procés’ y se producen después de que algunos acusados y el propio presidente de la Generalitat, Quim Torra, hayan afirmado que la voluntad de parte de los catalanes de celebrar un referéndum de independencia está por encima de las leyes españolas.
El jefe del Estado hizo esta alusión a la “inseparable” relación entre democracia y Derecho en un acto en el que también estuvieron el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; el presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes; el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas; la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el del Senado, Pío García-Escudero.
También acudieron el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido; la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y otras personalidades y excargos públicos, como el expresidente del Gobierno Felipe González.
En su discurso, el Rey dijo que democracia y Estado de Derecho son «realidades inseparables, pues crean el único espacio en el que puede vivir la libertad y el único marco en el que puede desarrollarse en libertad. De ahí que la defensa de la democracia haya de ser al mismo tiempo la defensa del Estado de Derecho».
«Sin democracia», afirmó, «el Derecho no sería legítimo, pero sin Derecho la democracia no sería ni real ni efectiva. Por ello no tiene sentido, no es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho, pues sin el respeto a las leyes no existe ni convivencia ni democracia, sino inseguridad, arbitrariedad y, en definitiva, quiebra de los principios morales y cívicos de la sociedad”.