El que fuera consejero de Exteriores de la Generalitat de Cataluña Raül Romeva, destacó este martes en el juicio por la organización del 1-O la “paradoja” que supone que él esté defendiendo “desde el banquillo” valores democráticos, republicanos y europeístas, frente a la acusación ejercida por Vox que “los amenaza”.
Romeva anunció al inicio de su declaración su intención de responder únicamente a las preguntas de su abogado, Andreu Van den Eynde, que también defiende al exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras. En una declaración de tintes políticos, Romeva explicó que bajo su punto de vista el giro independentista de Cataluña comenzó con la sentencia del Tribunal Constitucional que anuló varios artículos de la reforma del `Estatut´ en 2010.
“Allí se había roto algo muy serio, era la ruptura de un pacto importante, el pacto constitucional de 1978, y esa ruptura, provocada de forma unilateral por un TC politizado, nos llevó a mucha gente a entender que en tanto que demócratas y republicanos había que reconstruir esos pactos, con diálogo y negociación”, explicó.
A instancias de su letrado se definió «fundamentalmente como un demócrata, un republicano y un europeísta. Circunstancialmente estoy independentista. Defiendo un proyecto europeo basado en la no discriminación sexual, de género, de lengua… Una república catalana defiende los valores de poblaciones que defienden estos valores, pongo de manifiesto unos valores por encima de una circunstancia temporal”.
Se quejó de que “quienes defendemos estos valores nos encontramos en el banquillo de los acusados y quienes los amenazan de forma ostensible se sientan en el estrado entre las acusaciones”, dijo en clara referencia a la acusación particular, que ejerce Vox.
“Éste es un hecho que debería incomodar a los demócratas. Es difícil concebir una realidad tan paradójica como la que estamos viviendo», sentenció. «Yo que defiendo estos valores estoy en el banquillo de los acusados, y quienes las amenazan están en las acusaciones», concluyó sobre este asunto.
En una línea defensiva calcada a la que siguió Junqueras la pasada semana, Romeva reprodujo el juego de palabras propuesto por el exvicepresidente que diferenció entre “ser” y “estar” independentista, y aseguró que cuando fue elegido para el Parlamento Europeo en las listas de Iniciativa per Catalunya “yo estaba federalista”, mientras que ahora “estoy independentista”.
Al inicio de su declaración Romeva aseguró sentirse un “preso político” y defendió desde el punto de vista de la legalidad internacional el derecho a la autodeterminación de Cataluña.
Rebatió a quienes dicen que Naciones Unidas sólo contemplan ese derecho para los territorios en proceso de descolonización. «Ha habido 106 referéndums de autodeterminación, de estos 54 se han producido en los últimos 30 años. De estos, 26 se han hecho sin el permiso del Estado matriz. No se puede determinar la autodeterminación como algo anecdótico», defendió. Y de hecho, abundó, «no hay ningún tratado europeo que prohíba el derecho a la autodeterminación». Romeva contempla la autodeterminación como “un derecho que evoluciona en los tiempos».
En relación con la acusación de rebelión que le atribuye la Fiscalía y que está directamente conectado con la existencia de actos de violencia, el exconsejero destacó que siempre ha “militado en la convicción de que la construcción de la paz es la mejor para crear comunidad», e hizo un largo relato de su trayectoria política muy vinculada a los trabajos de mediación y a la paz en el ámbito internacional y en especial en los Balcanes.