El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, pidió este martes tumbar en el Congreso de los Diputados unos Presupuestos Generales del Estado que serán «el testamento político» del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que acusó de «no tener lo que hay que tener para convocar elecciones: dignidad».
Rivera defendió la enmienda de totalidad de Ciudadanos al proyecto del Gobierno, por considerar que los Presupuestos son «malos» para la economía española y para el bolsillo de la clase media trabajadora, a la que da un «sablazo» en forma de subida de impuestos. Con una situación macroeconómica que «no es buena» y los peores datos de paro en un mes de enero desde hace cinco años, esas cuentas «frenan la creación» de empleo y ponen en riesgo la recuperación.
Los Presupuestos tienen «un warning» de Europa, alertó, y la Comisión Europea, el Banco de España y la Airef consideran que son un «engaño» a los ciudadanos. «Carecen de credibilidad», aseguró, y por ello la segunda partida más voluminosa es para afrontar el coste financiero de la deuda. Con ese escenario, además, es «mala idea» subir los impuestos y los costes de contratación.
Denunció que la «batuta» de la política económica está en manos de Podemos y la política nacional depende de los independentistas, a los que Ciudadanos no quiere dar «aire ni flotador». Aseguró, en ese punto, que Sánchez solo busca «gasolina» para aguntar unos meses más en La Moncloa, y le recordó sus propias palabras sobre que gobernar «no consiste solo en vivir en La Moncloa». «No es ir en avión o en helicóptero», le dijo, sino tejer mayorías y consensos para hacer reformas con un proyecto de España.
Rivera acusó a Sánchez de cometer un «fraude» al no convocar elecciones, como prometió cuando presentó la moción de censura. Usted tiene el manual de resistencia», dijo, en referencia al libro del presidente del Gobierno, «pero los españoles tienen el manual de paciencia. Si el Congreso tumba los Presupuestos, aseguró, será «el testamento político» de Sánchez, el último documento del sanchismo y de su «gobierno Frankenstein».
Justo el día que ha comenzado en el Tribunal Supremo el juicio a los líderes independentistas catalanes, Rivera quiso expresar su «apoyo inquebrantable» a los jueces y fiscales que sufren «el acoso y derribo de los nacionalistas», y aseguró que si él llega a ser presidente del Gobierno «no concederemos indultos si hay condena a los golpistas», porque es una «estafa» a la Justicia y a los españoles.
«¿QUÉ ESTÓMAGO TIENE?»
Le preguntó a continuación a Sánchez «qué estómago tiene» y si tiene sangre u horchata en las venas, para seguir negociando con los independentistas después de que le presentaran el documento de «los 21 puntos de la vergüenza, de la infamia».
Reprochó a continuación a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, de asumir «el marco mental» de los separatistas y de asumir un conflicto cuando «conflicto es tener que ir escoltado para defender la Constitución y que te pinten las persianas de tu casa como a los judíos». «No vale equidistancia entre quienes dieron un golpe de Estado y los demócratas», alertó, y si siguen «llamando facha a todo el que lleva una bandera de su país» seguirán repitiendo los resultados electorales de Andalucía.
«Se están equivocando de socios y lo van a pagar en las urnas», dijo Rivera al Gobierno, para dirigirse después a Sánchez para espetarle: «Usted no tiene lo que hay que tener para convocar elecciones: dignidad».
Rivera se mostró convencido de que en la votación de este miércoles en el Congreso no están en juego solo los Presupuestos sino el intento de Sánchez de fraguar una «mayoría futura» junto a populistas y nacionalistas, y por ello llamó a «seguir presionando» para la convocatoria de elecciones.
Hay que superar el ‘sanchismo’, dijo, pero también el bipartidismo que siguen encarnando el PSOE y el PP, cuya confrontación es una «ficción» porque siguen negociando para «pastelear» y hablando del pasado, de cuestiones como Franco o el aborto. «Son muy cansinos», aseguró, y hay muchos ciudadanos que desean elecciones no para construir una nueva trinchera a la izquierda o a la derecha sino para «disolverlas definitivamente».