La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, acusó este martes al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, de «hacerse la víctima» y de fomentar la crispación en Cataluña, le pidió que condene toda acto de violencia «venga de donde venga», y le alertó de que no puede considerar constitucionalistas solo a quienes piensan lo mismo que él sobre esa situación.
En el debate sobre las enmiendas de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado, Rivera explicó que su madre cumple hoy sesenta años trabajando diez horas diarias, y que en su negocio tiene un cubo de pintura porque cada dos semanas le pintan lazos amarillos en la puerta, como sucedía con los judíos en la Alemania nazi. «Eso es lo que hacen con nuestras familias», denunció.
Rivera preguntó a los socialistas si consideran que Alfonso Guerra es «un facha, un fascista o de extrema derecha» por preguntar si en su partido hay alguien que no negocie condiciones «inasumibles» para los demócratas. De ser un partido «fundamental» en España, les dijo, el PSOE ha pasado a «rodear con autobuses el Parlamento andaluz como si fuera Podemos porque no acepta el resultado» de las urnas.
Después, en su respuesta, la ministra le dijo que no puede restringir el apelativo de constitucionalista a quienes piensan como él, y le acusó de fomentar el independentismo. Expresó a continuación su deseo de que «en vez de hacerse usted la víctima hubiera reconocido la totalidad» de actos violentos o agresiones en Cataluña.
La ministra dejó claro que lamenta «profundamente» lo que le pasa a su familia, pero le pidió que lamente también la de otras personas, entre ellas concejales socialistas, y que condene cualquier acto de ese tipo «venga de donde venga».
La prueba de que Ciudadanos está «contribuyendo a alimentar la crispación» en Cataluña, dijo Montero, es que convocó una concentración el pasado Domingo bajo la premisa falsa de que el Gobierno hacía aceptado las condiciones del presidente de la Generalitat, Quim Torra, cuando «nunca, en ningún caso, bajo ningún concepto se había aceptado. Es más, ni siquiera se había tenido en consideración, y siguen erre que erre instalados en esa mentira».
Acusó por ello a Ciudadanos de hacer política «a partir» de la confrontación territorial, no solo con Cataluña sino también con el País Vasco. La Constitución no es una margarita de la que se tiran las hojas que no gustan, alertó, y aceptarla implica aceptar que un presidente elegido en una moción de censura es plenamente legítimo y que Euskadi tiene un concierto económico.
Le pidió, finalmente, que no dé lecciones al PSOE sobre el diálogo ni sobre ETA después de lo que los socialistas sufrieron «en su propia carne» hasta que la banda dejó las armas debido «al empuje de toda la sociedad» pero durante un gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero.