Los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, mostraron este viernes su rechazo a las “barbaridades” y el discurso “supremacista” y “xenófobo” del PP sobre el aborto y la igualdad, y defendieron que «la mujer no es una máquina de reproducción”.
Así lo dijeron los máximos responsables sindicales en declaraciones a los periodistas previas a la asamblea que han convocado este viernes en Madrid y en la que reunieron a unos 10.000 delegados llegados de toda España bajo el lema ‘Más hechos, menos palabras ya’.
En su discurso, el dirigente de UGT se refirió de una manera velada a las declaraciones del PP sobre el aborto y las pensiones y señaló la “desvergüenza con la que se vuelven a instaurar privilegios”.
Álvarez subrayó que “la mujer no es una máquina de reproducción, la mujer debe y puede tener hijos y hay que generar las condiciones para que los pueda tener con el hombre siempre que quiera y no como consecuencia de las necesidades que puedan venir en relación con la mayor o menor cantidad de mano de obra necesaria en nuestro país”.
A su juicio, “es un término supremacista y bastante xenófobo” el discurso del PP. El líder de UGT dijo que no hacen falta niños para sostener las pensiones y que los sindicatos no creen “en la supremacía de una raza”.
Sordo añadió que CCOO y UGT “no queremos contribuir a fortalecer una agenda que habla de otras cosas cuando lo que queremos fortalecer es una agenda social”. El líder de CCOO calificó de “escándalo las barbaridades que se están oyendo en materia de igualdad de género, vinculando el aborto a las pensiones” y generando “auténticos dislates mentales”.
En este sentido, Sordo señaló que “no vamos a alimentar otras confrontaciones que están buscando algunos” y Álvarez agregó que la asamblea que celebran hoy es el prolegómeno del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que “tiene que representar un paso adelante” y que la sociedad pueda “avanzar”.
A este evento acudieron, además de sindicalistas, políticos de Podemos como Yolanda Díaz y del PSOE como Toni Ferrer. Además, tuvo un marcado carácter de género, con las mujeres sentadas en primera plaza y ondeando banderas moradas.