Aproximadamente 25.000 venezolanos cruzan diariamente la frontera con Colombia por la ciudad fronteriza de Cúcuta, según informó Acción contra el Hambre. Aunque el 89% regresa a Venezuela tras adquirir bienes de primera necesidad, al menos 3.000 de estas personas entran cada día “con vocación de permanencia en Colombia” o con el objetivo de proseguir su migración a otros países.
Según la organización humanitaria, se estima que hay un gran número de migrantes no registrados, ya que aunque existen ocho pasos oficiales entre Venezuela y Colombia, también hay más de 300 accesos informales con tránsito de población diario.
“La gente viene para comprar comida, medicamentos, artículos de higiene y bienes de primera necesidad o para vender joyas, pequeños equipos de tecnología… Muchas mujeres están vendiendo su cabello”, indicó desde Cúcuta el coordinador de Acción contra el Hambre en el departamento de Norte de Santander, Luis Fernando Ramírez.
La entidad estima que la permanencia de 90.000 personas cada mes supone una presión constante para un departamento poco poblado como este, al que se le suma el hecho de que en la zona “siguen operando grupos armados”. “Estamos hablando de una zona doblemente afectada”, subraya Ramírez. Se calcula que en total hay más de un millón de venezolanos en Colombia, según Acción contra el Hambre.
“Aunque las autoridades colombianas y las organizaciones estamos trabajando a destajo, la situación está sobrepasando las estimaciones. Muchas personas entran por Cúcuta para llegar a Rumichaca y su destino final es Perú. Caminar este recorrido son 32 días de camino. Al principio detectábamos que eran unas 20-30 personas al día. Ahora son 200 o 300 personas diarias. Ha aumentado el número de niños y niñas que hacen este recorrido, así como mujeres embarazadas y personas con discapacidad. La situación de vulnerabilidad, los episodios de trata y la inseguridad alimentaria dificulta la atención de las personas migrantes”, explica Ramírez.
En 2018, Acción contra el Hambre atendió en la zona 189 casos de niños menores de cinco años con desnutrición aguda. “Además de la desnutrición y la anemia, la necesidad absoluta de saneamiento e higiene básica y de dinero con el que poder alquilar una habitación o comprar alimentos hasta poder contar con un medios de vida son las prioridades humanitarias en las que estamos concentrando nuestro trabajo”, explica la responsable geográfica de Acción contra el Hambre para América Latina, Benedetta Lettera.