Las autoridades japonesas han expresado su preocupación ante la reciente ola de robos de bonsáis que está golpeando al país. Los agentes creen que su destino es el mercado negro, donde estos peculiares arbolillos pueden alcanzar precios desorbitados.
Los robos comenzaron en el mes de noviembre de 2018 y en enero desapareció un ejemplar de 400 años de antigüedad en la ciudad de Kawaguchi, al noreste de Tokio, en la prefectura de Saitama, cuyo valor puede ser superior a los 50.000 dólares. El diario local ‘Asahi‘ ya habla de un «ladrón en serie de bonsáis»
Seiji Iimura, una profesional que cultiva más de 3.000 bonsáis en Kawaguchi, sufrió el 13 de enero el robo de 4 ejemplares ‘Shinpaku’, una especie muy cotizada. «Alguien conocedor de bonsáis debe haberse involucrado en el robo», declaró el cultivador al citado medio. Uno de ellos podría tener un precio de 6 millones de yenes (casi 50.000 dolares). Iimura aseguró que lo cuidaba como a su propio hijo.
En noviembre de 2018 otros ocho ejemplares fueron sustraídos de una granja de la ciudad de Saitama.
Las autoridades piensan que el mercado negro es el destino de la mercancía robada, más concretamente el mercado ilegal chino, donde estos árboles son especialmente codiciados y alcanzan precios muy superiores a los que se pagan en Japón.
Tal y como informa el diario, los cultivadores están agrupándose para crear patrullas de vigilancia.