El expresidente de Bankia Rodrigo Rato denunció este lunes que el Gobierno de Mariano Rajoy presionó “sin base legal” a su entidad para elevar las provisiones y que presentó su dimisión después de que se lo pidieran el presidente del Gobierno, el ministro Luis de Guindos e incluso el presidente del BBVA, Francisco González.
Este lunes se reanudó el interrogatorio a Rato por la salida a Bolsa de Bankia en 2011, después de que el juicio tuviera que ser interrumpido el pasado 9 de enero por enfermedad de la fiscal Carmen Launa, a la que ha sustituido el fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón.
Luzón le preguntó por los meses previos a su salida de Bankia y Rato ofreció detalles sobre cómo se produjo la marcha.
Dijo que en abril de 2012 fue citado por el ministro Guindos a una reunión en el ministerio y se encontró con que también estaban presentes los presidentes de Santander, BBVA y ‘la Caixa’. En ese encuentro se habló sobre todo de la situación que atravesaba Bankia.
Les explicó que el banco tenía un plan de provisiones, que les expuso, pero sus interlocutores le dijeron que esas provisiones tenían que ser mayores.
Un mes después, el 5 de mayo, se produjo otra reunión similar “y el presidente del BBVA y después el ministro me pidieron que dimitiera”. Según Rato, Francisco González le dijo que “no era bueno que habiendo sido ministro del PP estuviera de presidente de un banco”.
“Pedí hora al presidente del Gobierno porque todo esto era excesivo, pero él me ratificó que estaba de acuerdo con el ministro. El ministro me pidió que la dimisión fuera inmediata y pensé que en interés de la cajas y de todo el mundo, lo mejor era hacerlo así”, continuó.
SITUACIÓN «CAÓTICA»
Según Rato, Bankia fue objeto de una presión “sin base legal” y sin conocimiento del Banco de España para reforzar sus medidas de saneamiento, cuando la verdad es que la acción del banco se movía en la misma tendencia que la del resto de sus competidores. Ante ese panorama, dijo que encargaron un informe que justificara atender esa “petición política” en medio de una “situación macroeconómica caótica”.
En el interrogatorio, el expresidente de Bankia sumó a Deloitte a la nómina de entidades que junto al Banco de España o la CNMV avalaron, según su versión, la idoneidad de las cuentas formuladas en su etapa, al entender que la auditora no presentó un informe con “salvedades” sobre la gestión.
Rato aseguró que la auditora elaboró un borrador de informe sobre el ejercicio de 2011 en el que no se plantearon salvedades y días después el Banco de España dio el visto bueno al plan de Bankia para cumplir el real decreto del Gobierno sobre saneamiento bancario.
“Teníamos la fundada impresión” de que el auditor “no presentaría salvedades”, afirmó Rato, “y yo no tenía la sensación en mi conciencia de que tuviéramos un problema” al respecto.
Pero la realidad fue, añadió, que Deloitte no les entregó el informe, pese a que lo obliga la ley, y se vieron forzados a presentar las cuentas a la CNMV sin tener esa opinión. Según Rato, el socio auditor encargado del informe, Francisco Celma, le dijo que no habían entregado el informe porque el Gobierno iba a aprobar un segundo decreto.
El fiscal le preguntó si esto no extrañó a los consejeros y si no preguntaron por ello, y Rato le contestó que sí se habló y que se observó con extrañeza. “Es algo que nos dejó bastante perplejos, que una entidad como Deloitte deje a un cliente sin su informe de auditoría”, manifestó.
En su intervención, Rato subrayó que las entidades supervisoras en su etapa elogiaron en documentos la buena gobernanza de Bankia, pero el fiscal Luzón le aclaró que esos elogios se referían realmente al equipo gestor que llegó tras la dimisión de Rato.