Este martes ha entrado en vigor el límite máximo de velocidad a 90 km/h en todas las carreteras convencionales -es decir, de un carril por sentido y sin desdoblar- para coches, motos y autobuses, lo que afecta a 11.856 de los cerca de 165.000 kilómetros que forman la red viaria de España.
Con esta medida, la Dirección General de Tráfico (DGT) pretende sobre todo reducir la siniestralidad vial y cumplir el objetivo establecido en la Estrategia de Segurida Vial 2011-2020 de bajar de 37 la tasa de fallecidos en accidente de tráfico por millón de habitantes. En 2017 era de 39.
Este martes se iguala el límite de velocidad en todas las carreteras convencionales a 90 km/h para coches, motos, autobuses, autocaravanas de masa máxima autorizada igual o inferior a 3.500 kilos, pick-up, vehículos derivados de turismo y vehículos mixtos adaptables. El tope será de 80 km/h para camiones, tractocamiones, furgonetas, autocaravanas de masa máxima autorizada superiora 3.500 kilos, vehículos articulados, automóviles con remolque y resto de vehículos.
Hasta ahora, las velocidades máximas variaban: 100 km/h para automóviles y motocicletas, 90 km/h para autobuses y furgonetas, y 80 km/h para camiones en las carreteras convencionales con al menos 1,5 metros de anchura de arcén o con más de un carril para alguno de los sentidos de circulación, y 90 km/h para coches y motos, 80 km/h para autobuses y furgonetas y 70 km/h para camiones en el resto de las vías secundarias.
La retirada o el cambio de 2.719 señales de 100 a 90 km/h en las carreteras convencionales ha costado alrededor de 526.000 euros sin IVA (unos 636.000 euros con IVA) a los titulares de las vías con calzada de más de siete metros de ancho, concretamente el Ministerio de Fomento, las comunidades autónomas, las diputaciones provinciales y los cabildos insulares.
“TEMA MUY DELICADO”
El director general de Tráfico, Pere Navarro, señaló en una entrevista con Servimedia que este cambio se debe a que el 77% de los accidentes mortales en carretera se producen en vías convencionales y las principales causas son la salida de la vía (36% de los casos) y el choque frontal (28%), en las que está relacionada la velocidad.
“Si tenemos que apuntar a carretera convencional y nos aparece la velocidad como la primera causa de accidentes mortales, pues lo suyo es bajar de 100 a 90”, añadió, al tiempo que admitió que lo más complicado es hacer cumplir la norma, para cual será necesaria la presencia de más guardias civiles en las carreteras y más radares.
Navarro subrayó que “la velocidad es un tema muy delicado”. “Si no se ha hecho en estos últimos años ha sido porque hay gente que piensa que bajando la velocidad se pierden votos o que subiendo la velocidad se pueden ganar votos”, aseguró.
En este sentido, recalcó que “es habitual cuando hablas de bajar la velocidad que te ridiculicen y que te pongan de vuelta y media”, puesto que se trata de “un tema que culturalmente lo tenemos muy metido”. “Se ha dicho que se iba a bajar, se ha explicado el porqué, yo creo que se ha explicado razonablemente bien y no ha habido una gran contestación”, apostilló.
MÁS RAZONES
Además de reducir la siniestralidad, la DGT pretende que España se equipare a la mayoría de los países europeos, puesto que 14 de ellos tienen actualmente límites de velocidad de 90 km/h en carreteras convencionales (Bélgica, Bulgaria, Chequia, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Portugal), mientras que otros cinco lo tienen a 100 km/h (Alemania, Austria, Irlanda, Polonia y Rumanía).
Suecia cuenta con el límite de velocidad más bajo (70 km/h), por delante de Chipre, Dinamarca, Finlandia, Francia, Liechtenstein, Malta, Noruega, Países Bajos y Suiza (80 km/h), en tanto que Reino Unido lo tiene en 60 millas por hora (96,6 km/h).
Además, la DGT pretende reducir la diferencia de velocidad entre vehículos de transporte de viajeros y mercancías respecto de los turismos. Según diferentes estudios, los que circulan a velocidades dispares de la media de la vía, como pueden ser los camiones en relación a coches y motos, son más susceptibles de provocar un accidente, con una probabilidad seis veces mayor que si estos vehículos circularan a la media del resto. Del mismo modo, velocidades de circulación más homogéneas favorecen la fluidez del tráfico.