La masa de hielo de la Antártida se derrite seis veces más rápido ahora que hace 40 años, lo que ha provocado que los niveles globales del mar hayan aumentado alrededor de 1,27 centímetros en las últimas cuatro décadas.
Ésta es la conclusión principal de un estudio realizado por seis glaciólogos de la Universidad de California en Irvine y el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa (Estados Unidos), así como de la Universidad de Utrecht (Países Bajos), en un estudio publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
“Eso es sólo la punta del iceberg, por así decirlo”, apunta Eric Rignot, de la Universidad de California en Irvine y autor principal del estudio, quien añade: “A medida que la capa de hielo de la Antártida continúa derritiéndose, esperamos un aumento de varios metros del nivel del mar desde la Antártida en los próximos siglos”.
Para realizar la investigación, Rignot y sus colaboradores realizaron la evaluación más larga de la masa de hielo antártica. Durante cuatro décadas, los científicos examinaron 18 regiones que abarcan 176 cuencas, así como las islas circundantes del continente blanco.
Las técnicas utilizadas para calcular el balance de la capa de hielo incluían una comparación de la acumulación de nevadas en las cuencas interiores con la descarga de hielo por parte de glaciares, donde el hielo se separa del suelo antártico para flotar en el océano.
DATOS DESDE 1979
Los datos fueron obtenidos a través de fotografías aéreas de alta resolución tomadas desde una distancia de unos 350 metros a través de la Operación IceBridge de la NASA, de interferometría de radar satelital de múltiples agencias espaciales y de la serie actual de imágenes satelitales Landsat, que comenzó a principios de los años 70 del siglo pasado.
El equipo fue capaz de discernir que la Antártida arrojó un promedio de 40 gigatoneladas de masa de hielo por año entre 1979 y 1990 (un gigatón equivale a 1.000 millones de toneladas). Entre 2009 y 2017, se perdieron aproximadamente 252 gigatoneladas anuales.
El ritmo de fusión aumentó en las casi cuatro décadas analizadas, con un promedio de 48 gigatoneladas anuales entre 1979 y 2001, y de 134 desde 2001 hasta 2017, lo que supone un incremento del 280%.
Rignot apunta que uno de los hallazgos clave del estudio es la contribución de la Antártida Oriental a la pérdida total de masa de hielo en las últimas décadas. «En general, el sector de la Tierra de Wilkes en la Antártida Oriental siempre ha sido un participante importante en la pérdida masiva, incluso desde la década de 1980, como lo ha demostrado nuestra investigación», subraya.
Este investigador indica que esa zona del planeta es “probablemente más sensible al cambio climático de lo que tradicionalmente se ha asumido y es importante saberlo porque contiene incluso más hielo que la Antártida Occidental y la Península Antártica en conjunto».
«A medida que el calentamiento climático y el agotamiento del ozono envían más calor oceánico hacia esos sectores, continuarán contribuyendo al aumento del nivel del mar desde la Antártida en las próximas décadas», concluye Rignot.