Los años 2015, 2016, 2017 y 2018 fueron los más calurosos nunca registrados en la Tierra, y las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera continuaron aumentando el año pasado, según datos del Servicio de Cambio Climático Copérnico y el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copérnico, que pertenecen al programa Copérnico de observación de la Tierra, puesto en marcha por la UE.
Los datos de estos servicios, desarrollados por el Centro Europeo de Predicciones Meteorológicas a Medio Plazo, ofrecen la primera imagen completa y global de temperaturas y niveles de CO2 en 2018, antes de que en los próximos días lo hagan el Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido (Met Office), la NOAA (Administración Nacional Atmosférica y Oceánica) y el Instituto Goddard de Investigaciones Espaciales de la NASA.
Según el Servicio de Cambio Climático Copérnico, la temperatura promedio global del aire en la superficie de la Tierra fue de 14,7ºC durante 2018, lo que supone 0,2ºC más baja que la de 2016, que se mantiene como el año más caluroso jamás registrado.
El último cuatrienio fue el más cálido nunca registrado, con 2016 en primer lugar, por delante de 2017, 2015 y 2018. Este último año resultó ser 0,4ºC más caluroso que la media del periodo de referencia entre 1981 y 2010. La temperatura promedio de los últimos cinco años fue 1,1ºC más alta que la de la época preindustrial.
El Ártico fue la región que más se calentó el año pasado, sobre todo al norte del estrecho de Bering (entre Estados Unidos y Rusia) y alrededor del archipiélago Svalbard (Noruega).
La mayoría de las áreas terrestres estuvieron más cálidas que la media, especialmente en Europa, Oriente Medio y el oeste de los Estados Unidos. En contraste, el noreste de América del Norte y algunas zonas centrales de Rusia y Asia central experimentaron temperaturas anuales por debajo del promedio.
Salvo febrero y marzo, que fueron relativamente fríos, Europa registró temperaturas por encima de la media durante todos los meses de 2018.
Además, según las mediciones satelitales, la concentración de CO2 en la atmósfera siguió aumentando en 2018, con una tasa de crecimiento de 2,5 partes por millón, superior a las 2,1 de 2017, pero menor que las 3,0 de 2015.
“En 2018 hemos visto nuevamente un año muy cálido, el cuarto más cálido registrado. Eventos climáticos dramáticos, como un verano cálido y seco en gran parte de Europa o el aumento de la temperatura en las regiones árticas, son señales alarmantes para todos nosotros. Sólo combinando nuestros esfuerzos podemos preservar nuestro planeta para las generaciones futuras», apuntó Jean-Noël Thépaut, jefe del Servicio de Cambio Climático Copérnico.