El año 2018 termina con más niños y niñas violados, asesinados y casados o reclutados a la fuerza que 2017, según denunció este viernes Unicef. Para su director de programas de Emergencia, Manuel Fontaine, el mundo ha vuelto a fallar en la protección de los niños que viven en países en guerra y, lejos de mejorar, «la situación está empeorando».
En un comunicado, criticó «la casi total impunidad de los delitos» contra los menores de edad que viven en zonas afectadas por conflictos armados, que «han continuado sufriendo niveles de violencia extremos durante los últimos 12 meses». Las violaciones, el matrimonio forzoso y el secuestro se han convertido en «tácticas habituales en los conflictos, prosiguió, «de Siria a Yemen, pasando por República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán del Sur o Myanmar».
Unos 5.000 niños fueron asesinados o mutilados en los nueve primeros meses del año en Afganistán, igualando así las cifras de todo 2017. El 89% de las víctimas civiles de artefactos sin detonar en este país son niños. Entre enero y septiembre, la ONU verificó el asesinato de 870 niños en Siria, la cifra más alta en los primeros nueve meses de cualquier año desde el comienzo del conflicto en 2011. Durante el resto del año han continuado los ataques, como el que en noviembre mató a 30 niños en el pueblo de Al Shafa.
Según Unicef, dos de cada tres niños en República Centroafricana necesitan ayuda humanitaria, y 4,2 millones en la República del Congo pueden sufrir desnutrición aguda a causa de la guerra.
Las niñas en el norte de Nigeria son violadas, obligadas a convertirse en esposas de los combatientes o utilizadas como «bombas humanas» por grupos armados y por facciones de Boko Haram. En febrero, el grupo secuestró a 110 niñas y a un niño de una escuela técnica de Dapchi, en el estado de Yobe.
Un reciente informe de Naciones Unida sobre Sudán del Sur indica que en Bentiu más de 150 mujeres y niñas sufrieron terribles abusos sexuales, y que en Somalia más de 1.800 niños fueron reclutados por grupos armados durante los primeros nueve meses del año. En el mismo periodo, 1.278 niños fueron secuestrados. Además, unos 3,5 millones de niños en la región del lago Chad no van a clase porque se han quedado sin escuelas y sin profesores.
MUCHO MÁS QUE HACER
Según Fontaine, «el año 2019 está marcado por el 30 aniversario de la emblemática Convención sobre los Derechos del Niño y por el 70º de las Convenciones de Ginebra y, sin embargo, hoy se ven envueltos en conflictos nacionales e internacionales más países que en ningún otro momento de las últimas tres décadas.
Por eso, hizo un llamamiento a todas las partes en conflicto para que cumplan el Derecho Internacional Humanitario, «detengan inmediatamente las violaciones contra los niños y dejen de utilizar las escuelas, hospitales y sistemas de agua como objetivo. Unicef también instó a los Estados con influencia sobre las partes en conflicto a presionar para garantizar la protección a los niños.
«Se necesita hacer mucho más para evitar las guerras y para detener los numerosos y desastrosos conflictos armados que están devastando las vidas de los niños. Incluso aunque las guerras continúen, nunca debemos aceptar ataques contra ellos. Debemos exigir a las partes combatientes que cumplan su obligación de proteger a los niños», concluyó Fontaine.