Bernardo Montoya, asesino confeso de la joven Laura Luelmo, fue considerado desde el principio como un “sospechoso con mayúsculas” de la desaparición de la profesora zamorana, cuyo cuerpo fue encontrado el pasado 17 de diciembre en los alrededores del municipio de El Campillo (Huelva).
Así lo explicó este lunes en rueda de prensa el coronel Ezequiel Romero, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Huelva, quien compareció esta mañana en rueda de prensa para explicar la investigación para aclarar la muerte de Luelmo.
El responsable del Instituto Armado en Huelva dio explicaciones de la resolución de este caso junto a Jesús García, teniente coronel de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita. Ambos explicaron las pesquisas que se siguieron desde que la desaparición de Luelmo fue denunciada el 15 de diciembre hasta que Montoya confesó el crimen el 20 de diciembre.
En esta comparecencia, Romero explicó que Montoya fue considerado como “sospechoso con mayúsculas” de la desaparición de Laura debido a que se le vio en su domicilio, frente a la casa de la profesora zamorana, el mismo viernes 15 de diciembre, cuando los guardias civiles entraron a registrar la vivienda de la asesinada.
Según el responsable de la Guardia Civil de Huelva, cuando los agentes registraban el piso de la asesinada, en compañía de la casera, vieron a Montoya saliendo de su domicilio. En ese momento, los investigadores preguntaron a luego asesino confeso de la joven si la conocía, algo que este negó, al tiempo que dijo que no sabía que en ese lugar viviera ninguna profesora.
A pesar de esta negativa, los agentes pidieron a sus mandos datos sobre Montoya, los que les permitió conocer sus antecedentes penales, uno de los cuales por el asesinato de una anciana. Por este motivo, el coronel Romero indicó que desde ese momento este vecino se convirtió en un “sospechoso con mayúsculas”, por lo que se le pasó a vigilar desde este instante.