Un ciudadano norteamericano que ha esperado durante 10 años a que la administración le concediera un permiso para ampliar su garaje, se ha vengado de la burocracia de una manera tan espectacular como imaginativa.
Ted Pelkey inició la tramitación de unos permisos que le permitieran ampliar su garaje para dedicarse a la reparación de camiones en la localidad de Westford, en el estado de Vermont, Estado Unidos. Diez años después, sigue esperando una respuesta; razón por la cual, Pelkey decidió vengarse.
«Me han pasado por alto y no está bien. No me han tratado de manera justa», manifestó el interesado, quien decidió trazar un plan maquiavélico para desquitarse con la administración.
«Estaba sentado en un bar y le dije a mi mujer: Quiero tener una estatua hecha de un dedo medio y la voy a poner en el césped», declaró el hombre a ‘boston.com‘.
Pelkey se puso manos a la obra. Compró un tronco de pino de cinco metros de altura y encargó construir a un escultor local una mano gigante con el dedo corazón extendido; a la manera de una peineta. Colocó la mano sobre el tronco, y ‘voilà’: la venganza estaba lista.
Para que todo el mundo la pudiese ver, Pelkey colocó alumbrado alrededor de la escultura, que le costó unos 4.000 dólares.