El Banco de España rebajó este viernes al 2,5% su previsión de crecimiento de la economía española en 2018, reduciéndola en una décima respecto a su previsión anterior así como en comparación con la estimación del Gobierno.
Así se recoge en sus proyecciones macroeconómicas de la economía española para el periodo 2018-2021, en las que mantiene su previsión de crecimiento del 2,2% para 2019, una décima menos que la del Gobierno; un 1,9% en 2020, rebajando en una décima su previsión anterior, y un 1,7% en 2021.
Las estimaciones del Banco de España contemplan “una prolongación de la actual fase alcista del ciclo, en un contexto de continuación del tono acomodaticio de la política monetaria, de fortalecimiento de la situación patrimonial de los agentes y, en el corto plazo, de orientación fiscal expansiva, en línea con las medidas fiscales implementadas tras la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2018, y de descenso reciente del precio del petróleo”.
DESACELERACIÓN
Sin embargo, también proyecta “una desaceleración a lo largo del horizonte considerado” como resultado de la progresiva atenuación de los efectos positivos de la política monetaria sobre las condiciones de financiación de la economía.
En lo que se refiere a la previsión de 2018, el Banco de España explicó que la rebaja se debe a que el avance en el primer semestre del año fue menor del estimado anteriormente, mientras que en 2019 se mantiene la misma previsión anterior al existir “varios factores cuyos efectos se contrarrestan”.
Por un lado, menciona que “el comportamiento actual de la actividad está siendo ligeramente más dinámico de lo proyectado en meses previos, a lo que se unen los efectos positivos de la caída reciente del precio del petróleo”. Por otro lado, “la valoración de los mercados exteriores es más negativa respecto a septiembre”, lo que también explica la revisión a la baja para 2020.
En términos generales, el Banco de España prevé que el crecimiento de la economía española “continuará descansando en la demanda nacional”, aunque se prevé “una desaceleración en los próximos años”. Por el contrario, “la contribución negativa de la demanda exterior neta de 2018 se moderará a partir de 2019 hasta tornarse levemente positiva al final del horizonte”.
EMPLEO E INFLACIÓN
En lo que respecta al empleo, se proyecta una moderación de su crecimiento, mientras que la desaceleración de la ocupación “será más intensa” que la de la economía en 2019, “debido a que el escenario central de las proyecciones incluye los efectos de la subida anunciada, pero aún no aprobada, del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para ese año”.
En cualquier caso, el organismos dirigido por Hernández de Cos estima que “la creación neta de puestos de trabajo propiciará descensos adicionales de la tasa de paro, hasta situarse, a finales de 2021, ligeramente por encima del 12%”.
En cuanto a la inflación, prevé una desaceleración del índice armonizado de precios de consumo (IAPC) en los próximos trimestres, ligada a una menor contribución del componente energético. En términos de la tasa de variación media anual, el IAPC crecería un 1,8% en 2018, y su avance se moderaría hasta el 1,6 % en 2019 y 2020. En 2021, se proyecta un ligero aumento de la inflación hasta el 1,7%.