Desde que el conflicto en Siria comenzó, hace casi ocho años, han nacido unos 4 millones de bebés en ese país. Esto significa que la mitad de los niños de Siria han crecido conociendo solo la violencia. Llegar a ellos, estén donde estén, y cubrir sus necesidades inmediatas y futuras, sigue siendo prioritario.
“Cada niño de 8 años en Siria ha crecido en medio del peligro, la destrucción y la muerte”, ha asegurado Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, tras una visita de cinco días a Siria. “Estos niños necesitan volver a la escuela, recibir sus vacunas y sentirse seguros y protegidos. Nosotros necesitamos ser capaces de ayudarles”.
Fore ha podido visitar algunas de las zonas recientemente accesibles y comprobar de primera mano cómo el conflicto ha afectado a las familias, los niños y las comunidades en las que viven.
En Duma, en Guta Oriental, las familias desplazadas están empezando a volver solo unos meses después del levantamiento de un asedio que ha durado cinco años. La población de la ciudad es ahora de unas 200.000 personas. Muchas familias han vuelto a edificios dañados, y la amenaza de artefactos sin explotar es generalizada. Desde mayo de este año, 26 niños han muerto o han resultado heridos en Guta Oriental debido a restos explosivos de la guerra.
“En Duma, las familias están viviendo –y criando a sus hijos- entre ruinas. Luchan por conseguir agua, alimentos y calor en este frío clima invernal”, explica Fore. “Allí hay veinte escuelas, y todas están masificadas. Necesitan formación para los profesores jóvenes, libros, artículos escolares, puertas, ventanas y electricidad”.
El nivel de destrucción en Duma es tal, que una organización no gubernamental, con apoyo de UNICEF, ha establecido una clínica informal en el vestíbulo de una mezquita dañada.
En Hama, la directora ejecutiva visitó un centro donde niños y niñas aprenden a defenderse de la violencia de género.
“Desde que empezó el conflicto, los niños y jóvenes han ido siendo cada vez más violentos”, cuenta Zein, de 15 años, que acude regularmente al centro. “Elbullying, el acoso, las palizas, el matrimonio infantil…todas estas formas de violencia han aumentado. Los niños y los jóvenes ven la violencia a su alrededor, en todas partes, y la ven como algo normal. Debemos parar esto, concienciando sobre cómo tener un comportamiento ejemplar”.
En su último día de visita, Henrietta Fore conoció Daraa, hogar para cerca de un millón de personas. Los niveles de desplazamiento en la provincia son altos, lo cual ha puesto una presión mayor en unos servicios ya limitados.
La mitad de los 100 centros de atención de salud primaria han sido dañados o destruidos.
Las dos principals estaciones de agua para suministrarla en Daraa estaban localizadas en zonas que ya estaban congestionadas, lo que causaba cortes de agua y dependencia de los servicios de distribución mediante camiones. UNICEF ha contribuido a establecer una tubería de 16 kilómetros, que lleva agua segura a 200.000 personas.
De las cerca de 1.000 escuelas de la provincial, al menos la mitad necesita reparaciones. Las aulas están masificadas. Como muchos niños se han perdido años de aprendizaje debido a la guerra, la edad de los alumnos de primer grado va de los 6 a los 17 años. Muchos están dejando la escuela. La tasa de abandono escolar es del 29%.
“La escuela es el lugar donde primero se plantan las semillas de la cohesión social”, afirma Fore. “Necesitamos educación de calidad que haga que los niños vayan a la escuela, y que permanezcan en ella”.
Dado que el acceso a esta zona ha mejorado, UNICEF está aumentando sus servicios de apoyo de salud, nutrición y protección infantil. La organización está ayudando a las escuelas, mediante programas de aprendizaje intensivo para estudiantes que se han perdido años de escolarización, formación para profesores, y reparación de las redes de alcantarillado, tuberías de agua y plantas de tratamiento.
En las áreas a las que sigue siendo difícil llegar, UNICEF renueva su llamamiento para que se conceda un acceso regular e incondicional. También sigue trabajando con sus aliados para proporcionar ayuda inmediata cuando sea posible.
En toda Siria, UNICEF pide la protección de los niños en todo momento, así como que se ponga especial énfasis en reconstruir un tejido social desgarrado por años de lucha.
“Casi ocho años después de que empezara el conflicto, las necesidades siguen siendo enormes”, concluye Fore. “Pero los millones de niños que han nacido durante la guerra y que están creciendo en medio de la violencia están preparados: quieren aprender. Quieren jugar. Quieren recuperarse”.