La capital de España se enfrenta a uno de sus mayores desafíos de los últimos tiempos: evitar que se produzcan graves disturbios durante la final de la Copa Libertadores, que este domingo enfrentará en el estadio Santiago Bernabéu a los equipos argentinos de Boca Juniors y River Plate. La ciudad ha desplegado un fuerte dispositivo policial, formado por cerca de 4.000 agentes, para velar por la seguridad de los asistentes y del resto de madrileños.
El paseo de la Castellana quedará cortado desde las nueve de la mañana y se dividirá en dos zonas, una para los hinchas de cada equipo. Los del River Plate ocuparan la zona situada en la plaza de Cuzco, mientras que la Fan Zone de Boca se situará junto al puente de la calle Raimundo Fernández Villaverde, cerca de ‘El Corte Inglés’. Entre ambas hinchadas se establecerá un área de seguridad para que no pueden llegar a tener contacto entre ellos.
Los aficionados de las dos escuadras aterrizarán en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas de la capital y serán trasladados en autobuses a sus respectivas áreas. A lo largo del miércoles, las fuerzas de seguridad sabrán el número exacto de seguidores que llegarán a Madrid para asistir a la final.
Los aficionados deberán pasar un primer arco de seguridad al tener que canjear los recibos de sus entradas en varios puntos habilitados por el Real Madrid, en cuyo estadio se disputará el partido. De esta manera, se controlará el número exacto de personas que reciben su ticket.
La apertura de las puertas del Bernabéu se realizará 90 minutos antes de que comience la final (20:30 horas).
Por otra parte, los jugadores de Boca entrenarán en las instalaciones de la Real Federación de Fútbol, en el municipio madrileño de Las Rozas, mientras que el River se preparará en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, en Valdebebas.