Agentes de la Policía taiwanesa llevaron a cabo una concienzuda investigación para descubrir al autor del robo de un yogur valorado en algo más de 1,50 euros en una residencia de estudiantes. Las pesquisas incluyeron la realización de una prueba de ADN valorada en casi 100 euros.
Una estudiante que convivía en una casa junto a otras cinco, todas de la Universidad Cultural China, descubrió que alguna de ellas se había tomado su yogur. La irritada joven rescató de la basura el recipiente y preguntó al resto de estudiantes quién había osado a comerse su postre. Ante el silencio cómplice de las chicas, la afectada cogió la prueba y se presentó en una comisaría de Taipei, tal y como informa la ‘BBC‘
Los agentes, sorprendentemente, aceptaron el caso. Al parecer, el estado en el que se encontraba el recipiente del yogur no servía para buscar huellas dactilares, por lo que la víctima solicitó una prueba de ADN. De nuevo, las autoridades, accedieron.
La policía reunió a las cinco sospechosas y a la denunciante en la comisaría para someterlas a las pruebas forenses, hecho que ha despertado la indignación de los taiwaneses ya que cada prueba cuesta cerca de 100 euros y se pagan con dinero público; demasiado para un asunto tan trivial.
«Es un desperdicio de los recursos de la sociedad. Si yo fuera un oficial de policía, le habría comprado una botella para reembolsarle», comentó un ciudadano al medio taiwanés ‘Apple Daily‘.
Una de las compañeras de piso dio positivo en la prueba y por consiguiente acusada de un delito de robo.