María Díaz Urosa, de 99 años de edad, cerró la puerta de su casa en Pozuelo de Alarcón para siempre cuando la comisión judicial llegó a mediodía de ayer a su casa. Horas después, tras negarse a abandonar el banco que estaba frente a su portal, tuvo que ser ingresada en el hospital Quirón con principio de hipotermia.
La anciana quería pasar la noche en la intemperie, según ‘La Sexta’ pero cuando un médico forense se aceró a revisar su estado ante las bajas temperaturas, le recomendó ingresar en un hospital y finalmente accedió. «¿Por qué no se me ha defendido como Dios manda?. Es una canallada. No hay derecho a esto», decía.
Finalmente, Mary pasó la noche en casa de un amigo y esta mañana ha ofrecido una entrevista a ‘Espejo Público’ , donde ha reitero que dejó a su nieto «la casa en herencia, pero el usufructo es mío».
Mary: «Yo dejé a mi nieto la casa en herencia, pero el usufructo es mío» ▶https://t.co/897gn9dxri #DignidadParaMaryESP pic.twitter.com/8nTTO5rl3y
— Espejo Público (@EspejoPublico) 4 de diciembre de 2018
Este lunes venció el plazo dado por el juez para que la anciana abandonara su casa, y lo hizo entre lágrimas, apoyada en varios familiares y gritando «¡No quiero nada!, llevadme donde queráis pero no voy a ir a una residencia». A continuación y tras negarse a coger la plaza en la residencia que le ofreció el ayuntamiento, se sentó en el banco situado frente a su portal, y clamó «dejadme en un banco y si me muero, a eso vengo. Lo único que pido es justicia».
Mary, como la conocen sus vecinos, perdió la batalla judicial frente a su nieto, que le había convencido tras la muerte de su marido en 2010 que confiara en él. Al final le hizo heredero universal, apoderado de todas sus cuentas bancarias y le «otorgó una escritura pública de donación de todas las participaciones sociales que tenía en propiedad», según cuenta ‘ABC’.
A lo largo de este tiempo, el nieto, de nombre Miguel, fue haciéndose con el dinero de la anciana, sin que ella se diera cuenta, pero siempre contando con su firma, lo que ha acabado por sentenciarla. A través de la constitución de una sociedad Díaz Carazo S.L., de la que «no consta actividad ni rendimientos ni beneficio alguno», él recibía a través de ella una nomina mensual de 2.200 euros.
Finalmente, el nieto puso a la venta el dúplex de Pozuelo en el que vivía Mary por 420.000 euros, y fue entonces cuando la anciana le denunció y le acusó de robarle dos millones de euros. Su firma hizo que el juez no le diera la razón.