Francia aprobó en la noche del jueves un proyecto de ley para prohibir a los padres que puedan pegar a sus hijos. Una practica condenada por la ONU pero que ha dividido al país.
Los diputados aprobaron el texto presentado por el partido de centro MoDem, que recibió el apoyo del partido del presidente Macron.
La propuesta busca prohibir «la violencia física y verbal, los castigos corporales y los sufrimientos morales infligidos por los titulares de la autoridad parental». De esta manera, los tortazos, cachetazos y azotes estarán prohibidos en el país galo.
Según un estudio de la Fundación para la Infancia, el 85% de los progenitores recurren a la violencia como fin educativo, hecho que, para los partidarios de la nueva ley, tiene una incidencia directa en la salud física y mental de los niños.