La Maravillosa Orquesta del Alcohol, o M.O.D.A como se les conoce es una banda de músicos nacida en Burgos, ciudad que llevan por bandera allá por donde van, y que están siendo la revelación de la música nacional, no solo dentro de España, sino también fuera.
Hace un año realizaban la barbaridad de llenar tres veces la sala ‘La Riviera’ de Madrid y un año después se disponen a llenar el Palacio de los Deportes este sábado.
Pregunta: Lo primero de todo ¿cómo estáis?
Respuesta: Muy bien. Ha sido un año increíble, sin parar de tocar y de disfrutar de los conciertos.
P: ¿Cómo habéis vivido este último año?
R: Además de tocar en un montón de festivales, hemos tocado por primera vez en Colombia y Estados Unidos, hemos actuado en México en primavera y otoño. Hemos grabado un ep con Steve Albini en Chicago y hemos hecho un montón de salas agotando las entradas. ¿Cómo lo vamos a vivir? Emocionados, agotados y felices.
P: ¿En qué momento estáis de vuestra carrera?
R: A día de hoy viene más gente que nunca a vernos tocar, cada vez más gente escucha nuestra música y observamos interés en nuestro trabajo por parte de los medios y promotores. Pero sobretodo sentimos que estamos más conjuntados que nunca en el escenario, que estamos avanzando musicalmente y que seguimos con los pies en el suelo.
P: ¿Qué habéis aprendido con el crecimiento tan brutal de este ultimo año?
R: Para nosotros ha sido algo gradual, no de un año. Hemos currado como cabrones durante casi 8 años, sin descansar ni un día. Todo esto es fruto del trabajo, del esfuerzo y del boca a boca. Aprendemos desde el primer concierto y nos queda mucho por saber.
P: ¿Qué significa para vosotros tocar en el Wizink?
R: Tocar para tanta gente es algo que te impacta. La primera vez que lo hicimos en Madrid vinieron 20 personas a vernos. Al mismo tiempo, intentamos que cada concierto sea igual de importante y especial, el público lo merece. En ese sentido, saldremos al escenario con las mismas ganas que en cualquier otro bolo. Pero de alguna forma, simbólicamente, significa mucho que un grupo como el nuestro, sin discográfica y sin padrinos en la industria, se haya colado en un escenario de esas dimensiones.
P: ¿Qué pensais cuando os dicen «hace un año casi exacto hacéis tres Rivieras, y ahora todo un palacio»?
R: Es lo mismo que te decíamos antes. Ha sido progresivo. En 2012 metimos 20 personas, en 2013 tocamos por primera vez en la Sol y en Clamores. Luego hicimos tres veces en la Sol, luego una Joy, luego 3 Joys, luego una Riviera, luego 3…seguimos flipando con todo lo que ha pasado, pero no ha sido cosa de un día.
P: ¿Qué va a haber especial en el concierto del sábado?
R: Absolutamente nada y a la vez todo. No va a haber invitados. Somos nosotros, con nuestras cosas buenas y nuestras cosas malas. No habrá confeti ni pirotecnica. Lo que importa son las canciones y queremos que aquel que venga al concierto venga por eso, por la música.
P: ¿Qué hay después de llenar el Wizink?
R: Seguimos la gira. Murcia y Coruña. Como te decíamos, cada concierto es importante.
P: ¿Cómo os ha ido fuera de España?
R: En México y en Colombia increíble. Público pasional, cariñoso y caliente. Se dejan el alma en cada concierto. En Estados Unidos bastante flojo. Tocamos en Nueva York y Whasington para 40 personas, entre españoles exiliados y algún yankee despistado. En Chicago fue guay porque era un festival (Rudio Fest) orientado al públio hispano. También hemos actuado en Dublín y Londres hace apenas una semana y fue genial. Nos ha visto mucha gente y los conciertos fueron muy bien.
P: ¿Es un reto para vosotros salir?
R: El reto es no perder la perspectiva, seguir centrados en mejorar, ensayar, dar buenos conciertos y escribir canciones que signifiquen algo para nosotros. Cualquier concierto es un reto, está claro que en el extranjero más, pero al final no somos tan diferentes por muchos kilómetros que nos separen. La música tiene ese poder de unir a las personas.
P: ¿Cómo responde el público fuera de España?
R: En Latinoamérica lo viven al límite, emoción pura. Se entregan a muerte.
P: ¿Un sueño?
R: Seguir vivos, seguir con fuerzas y salud para poder tocar juntos muchos años.