El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha defendido el derecho de la Iglesia a poder seleccionar a sus candidatos al sacerdocio que, además de estar dispuestos a ser célibes, «pedimos que se reconozcan y sean enteramente varones, por lo tanto heterosexuales».
La ministra portavoz, Isabel Celaá, eludió este viernes pronunciarse sobre el comentario que hizo hoy el nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal, que en su primera rueda de prensa también bromeó sobre el cambio de sexo y su inclusión en el registro. Celaá, dijo que con estas palabras Argüéllo «se califica por sí solo».
Al cambiarse de sexo, explicó Argüello, se permite acudir a un registro y decir: «Yo no me llamo Antonio y a partir de ahora me llamo Mari Pili o Antonia». «La categoría es el sentimiento. Sólo el sexo sentido, no el sexto sentido -bromeó-, puede ser suficiente para algo tan serio como es el cambio de sexo», agregó, reconociendo que ha de ser atendido el sufrimiento «de muchas personas».
«Pero también reconociendo lo que muchos psiquiatras dicen, que muchas situaciones que se producen a los 4, a los 5 o a los 6 años pueden luego, con la evolución de la propia persona, situarse», añadió. «Son asuntos lo suficientemente serios como para que tratemos de conjugar respeto a la situación de las personas y al mismo tiempo racionalidad», subrayó.