Uno va al supermercado con la “sana” intención de llenar la nevera con productos sanos y equilibrados. Compramos jamón de pavo, zumo de naranja, huevos de gallinas en libertad, carne picada para hacer unas albóndigas y, de postre, un yogur 0% grasas. Y así una larga lista de buenas intenciones.
Pero si te da por leer la composición de cada producto se te puede quedar cara de tonto, y un sentimiento de estar siendo engañado. Te avisamos una serie de productos que no son lo que parecen: