Los faycanes lograron que la luz del solentre hasta el fondo de una gran oquedad cada equinoccio para representar la fecundación de la madre tierra
Se trata del calendario oficial del Guanartemato de Telde, el segundo reino aborigen grancanario junto al de Gáldar, donde está Risco Caído
El haz de luz de Tara aún tiene que desvelar su auténtica forma, pues la claraboya ha acumulado piedras que serán retiradas
El arqueólogo que la descubrió prevé confirmar que también entra la luna llena como en Risco Caído
Que sea patrimonio público, estudiarla y conservarla, objetivos del Cabildo
El extraordinario descubrimiento de que la Cueva de Tara es en realidad un calendario astronómico aborigen porque su enorme oquedad interior que no es más que la entrada a las entrañas de la madre tierra, que es fecundada con precisión por el sol cada equinoccio de primavera y otoño, ha enriquecido aún más el rico patrimonio arqueológico de Gran Canaria, cuyo Cabildo prevé adquirir esta fabulosa caverna para estudiarla, conservarla y devolverle la magnificencia de la que gozó como templo del Guanartemato de Telde.
La Cueva de Risco Caído va camino de convertirse en Patrimonio de la Humanidad, pero solo era cuestión de tiempo que fuera hallado un segundo templo en Gran Canaria, que en época de los aborígenes estaba dividida en dos reinos, el de Gáldar, al que pertenece Risco Caído, y el de Telde, donde ahora ha sido descubierto el auténtico valor de esta caverna que fue comprada hace una docena de años por la familia Verde, cuyo patriarca se dio cuenta de que aquella belleza no era fruto de la casualidad.
No era posible saber el significado tenía aquella oquedad, la entrada de la luz por lo que parecía una claraboya, ni las cazoletas del suelo, que hoy se sabe que son signo inequívoco de lugar sagrado y de rituales aborígenes, pero la familia sí intuyó que debía ser una herencia aborigen muy valiosa. Por eso la adquirió, sacó los cuatro camiones de residuos que la inundaban y la cerró con verja para protegerla.
Y es que el espacio ha pasado por diversidad de etapas, como muchas del barrio de Tara y del resto de Gran Canaria, no en vano no han dejado de ser usadas desde los aborígenes hasta la actualidad y son muy apreciadas por la temperatura tan idónea que ofrecen en invierno y verano.
Esta Cueva de Tara, por ejemplo, fue alpendre, pajar, ermita y hasta basurero, tantos residuos acumuló que cuando la familia Verde la adquirió se podía acceder caminando a la gran vulva que representa la oquedad y que en realidad está a tres metros del suelo de la cueva principal.
El arqueólogo Julio Cuenca, descubridor de Risco Caído, ya conocía esta caverna desde los ochenta y tampoco la pudo interpretar en su dimensión arqueológica, fue precisamente con los hallazgos de Risco Caído cuando la miró con otros ojos y ha estado cuatro años acudiendo cada equinoccio y solsticio y ya no tiene duda de que se trata del calendario oficial de la población con su perfecta entrada vertical cada equinoccio y por los lados cada solsticio, lo que diferencia el de verano e invierno.
Se trata de un calendario perfecto, el conocimiento que tenían los aborígenes, en este caso los faycanes, a quien atribuye su construcción, para meter la luz de los astros en el interior de una cueva era de tal calibre que resulta casi inexplicable, aunque desde luego no deja duda de la precisión de su cómputo del tiempo, fundamental para la agricultura, su sustento de vida.
Este calendario es mucho más exacto que cualquier calendario exterior porque la perspectiva puede engañar, pero en una cueva no hay efecto óptico que mienta, si el sol entra hasta el fondo de la cavidad y simbólicamente fecunda la tierra, ese extraordinario fenómeno marca sin lugar a dudas el inicio primavera y de otoño, los dos momentos del año en los que el día y la noche duran exactamente lo mismo.
El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, anunció junto al consejero de Cultura, Carlos Ruíz, y la alcaldesa de Telde, Carmen Hernández, que la Institución insular ya está en conversación con la propiedad para adquirir la cueva para que sea patrimonio público y que la disposición de la familia que la ha cuidado es absoluta. El espacio será estudiado y monotorizado yen cuanto los arqueólogos presenten su proyecto e informe de necesidades, será dotado económicamente, pues este hallazgo es de indudable valor.
Será a partir de los estudios científicos cuando se pueda determinar el recorrido de la luz, las formas que adopta y la secuencia que dibuja a lo largo del año, pues los doce meses entra luz y está por confirmar, y Cuenca cuenta con que así será, si también entra la luna llena como en Risco Caído, un templo que ya ha sido calificado como único en las 100.000 islas del planeta.
La Cueva de Tara, cuyo haz de luz aún tiene que desvelar su auténtica forma, pues el tiempo ha cubierto parte del orificio de tierra y piedras, es aún más antigua que la de Risco Caído y su arquitectura, más rústica, también deja sin aliento y promete desvelar importantes secretos