El lanzamiento de ‘1989’ marca un cambio importante en la carrera de Taylor Swift. La hasta entonces princesa country tenía dos discos coqueteando con el pop sintético, reclutando a productores claves del pop como Max Martín, colaborador de Britney Spears y los Backstreet Boys, y a Dan Wilson de Semisonic, compositor de la clásica ‘Closing Time’ y productor de discos de las Dixie Chicks, Weezer y Adele. La idea era tender un puente entre su sonido histórico y el pop sintético que estaba escuchando en su día a día.
Eso llevó a que ‘Red’, su disco de 2012, fuera hasta el momento su disco más pop. El disco contaba con ‘We are never ever getting back together’ una canción de pop chiclosa pero trabajada a la perfección y con ‘I knew you were trouble’, un tema que entraba de lleno en el sonido electrónico apostando el dubstep. Pero a pesar de esta entrega al pop, que permitió lo que para ese punto era el mejor tema de la compositora, la ya icónica ‘All Too Well’, el disco seguía teniendo una base bastante fuerte en la tradición country que desaparecería, al menos por un tiempo, en su siguiente disco.
‘1989’, titulado por el año de nacimiento de la artista, es una declaración de intenciones en clave renacentista. Es una entrega absoluta a los sonidos del pop sintético que bebe tanto del pop que la rodeaba como del new wave de los años 80. La facilidad de la artista de adaptarse a un cambio tan radical se debe básicamente a que nunca perdió su esencia en la metamorfosis, eso lo haría después, en su lugar la cantautora mantuvo su acercamiento autobiográfico a la composición, y sus instintos pop siempre han estado bien afilados solo que ahora reemplaza las guitarras acústicas con sintetizadores.
Para sorpresa de la crítica, los fanáticos de Taylor Swift siempre se han entregado a sus discos desde antes de salir, el disco era posiblemente el mejor de la artista. Sus 13 canciones, inspiradas en partes iguales por sus productores y artistas como Annie Lennox y Peter Gabriel eran accesibles, profundas y expresaban ese momento extrañó de tener 25 años y tener la mayoría de la vida por delante, pero todavia no tener una idea demasiado clara de que se quiere hacer con ella, a y también sobre lo divertido que puede ser el sexo y lo divertido que presumir tu nueva relación en la cara de una ex pareja, que a esa edad no todo es madurez.
Eso deja un disco bastante mágico. Una foto del pop, de la artista y de la juventud. Por eso es tan interesante verla volver a esas canciones. Como parte del recorrido a través de su discografía impulsado por el deseo de volver a ser dueña de sus grabaciones, que por una mezcla de factores legales de la industria quedaron primero en manos de Scooter Brown, manager de Justin Bieber y una figura enfrentada con Swift, y después en las de Disney, la cantautora ha lanzado ‘1989 (Taylor’s Version)’, pero más allá de la importancia profesional la revisión termina dejando un ejercicio artístico profundamente interesante.
JACK ANTONOFF: EL COMPAÑERO PERFECTO DE SWIFT EN EL ESTUDIO
Hay dos grandes factores que transforman las canciones de la nueva versión. Por un lado, la interpretación de la propia Taylor Swift que con más años y más experiencia, tanto como cantante como ser humano, de forma distinta las canciones. Casos como el de ‘Out of the woods’ ganan más poder al ser interpretadas con perspectiva al igual que ‘Wildest dreams’. o ‘Bad Blood’.
La otra es la producción. El disco original contaba con una plantilla de productores de primer nivel, en la que repetían Martin y Wilson, pero se sumaba un nombre que ha sido clave en la carrera posterior de Swift: Jack Antonoff. Recién salido de fun., banda en la que fue guitarrista, el productor y compositor se entendía a la perfección con la cantautora y su trabajo juntos ha continuado con los años. En la nueva versión firma todas las canciones en la producción y su mano se nota en la forma que eleva las canciones con sonidos más indie como ‘Out of the Woods’ o ‘Style’, y rescata las derivadas más plásticas del disco como ‘Shake it off’.
En general el disco, ya uno de los mejores discos pop de la década, se eleva bastante, y a eso hay que sumar que como de costumbre parece que incluso los temas que Taylor Swift guarda en su baúl podrían ser los sencillos promocionales de otro artista pop.
EL BAÚL DE TAYLOR SWIFT
Además de la revisión para los fanáticos los temas que la artista ha rescatado de las sesiones del disco son quizás el mayor regalo de estas grabaciones. En este caso son 5 canciones, de las que brilla especialmente ‘Slut’ un tema que adelanta puntos sobre el feminismo y aceptación que se han hecho clave después en su carrera. Es interesante escucharlos y ver como empezaron a crecer ideas que luego florecieron en ‘Lover’ o ‘Midnights’.