Metallica conectó la noche de ayer con el público madrileño gracias a un gran show visual y un sonido impoluto en una noche para el recuerdo de sus fans. Los californianos tiraron de un repertorio en el que mezclaron canciones de su último trabajo, ’72 seasons’, y los temas más clásicos que han encumbrado a la banda como una de las más legendarias del heavy metal.
Los norteamericanos demostraron estar en perfecta forma para reivindicar una vez más el trono de los sonidos más duros del rock. Algo que hicieron ayer en el Estadio Metropolitano de Madrid ante cerca de 60.000 personas. Claro está la base de esa reivindicación tiene dos puntales icónicos dentro de la cultura del rock.
El primero de ellos su ‘frontman’ James Hetfield, por el que no pasan los años en su despliegue ante el público. Hetfield con su voz turbadora y envolvente te traslada a las duras letras de la formación y te hace sentirte en una calle de L.A en los años noventa o en una road movie de persecuciones mortales a través de alguna carretera perdida a las afueras de Las Vegas. A destacar los momentos que Hetfield tiene como guitarra solista. Pocas bandas de rock en la historia han tenido a un líder tan completo y tan poco valorado en ocasiones por la crítica.
El otro puntal, como no puede ser de otra forma, es su bajista Robert Trujillo. Sus escalas y punteos redondos aceleran o disminuyen el ritmo de los sonidos tan extremos de la banda, especialmente en los temas más reivindicativos de los californianos. Ayer Trujillo se volvió a reivindicar como el mejor bajista de la historia del rock duro. Escalas brutales y alguna frase en español acabaron por conquistar a los allí presentes.
ESPECTÁCULO CIRCULAR
A toda la indudable calidad de la mítica banda también hay que sumar que el tour 72 seasons va acompañado por un espectacular despliegue de medios técnicos y sonido, dentro de la calidad de sonido que la infraestructura del Metropolitano puede ofrecer. El sonido estuvo impecable gracias a situar el montaje del escenario en el centro del terreno de juego y no en un fondo como se suele hacer.
Un escenario circular, que incluye público dentro del propio escenario, y siete mega postes de sonido rodeándolo para lograr un sonido circular que inunda el ambiente. Algo que hizo entrar en trance a los más fans del grupo.
Esos mismos postes eran unas mega pantallas de video que introducían las canciones de la banda, que con una magnifica producción y juego de cámaras espectacular, dan un show atrevido e interesante para el espectador que no puede parar de mirar como los componentes del grupo lanzan su actuación por el círculo que es el escenario. Todo esto ocurría la pasada noche mientras las 60.000 almas que llenaron el coliseo rojiblanco vibraron sin parar.
Vibraciones que comenzaron con la fulgurante entrada del grupo en escena y una primera descarga de casi primera media hora de concierto donde el grupo no paró de vomitar temas, en el buen sentido de la palabra. Para después interpretar ‘Nothing Else Matters‘ y cambiar el sentido del show con temas todavía más clásicos e instrumentales, donde recobra importancia el buen hacer de nuevo de Trujillo y da para lucimiento de las guitarras con esos riffs eternos que son marca de la casa.
La balada marcó el momento romántico del espectáculo y dio cierto descanso para el gran movimiento que hasta entonces había supuesto la puesta en escena de los californianos. El repertorio más clásico ya estaba avanzado y lanzado y la comunicación de Hetfield con el público de la capital era total y los sonidos más oscuros comenzaban a apoderarse de la actuación con el sol de Madrid fuera de escena ya. Y se hizo la noche y Metallica explotó.
‘Fuel’, ‘Seek & destroyer’ y el show se encaminaba a su punto álgido y final con el público de la pista enfervorecido y haciendo pogos espontáneos por varias zonas alrededor del escenario algo que recordó a los míticos conciertos que el grupo dio en España hace varias décadas. El Estadio de Vallecas y la antigua Peineta, actual ubicación del Metropolitano, fueron testigos de esos legendarios conciertos.
El show llegó al final con una gigantesca interpretación del ‘Master of puppets’ con una duración de más de 10 minutos que acabó de enloquecer al público y puse el broche de oro a 2 horas brutales de heavy metal. Un espectáculo musical y visual a la altura de una de las capitales musicales a nivel mundial con un marco inigualable y una temperatura ideal al caer el sol.
El domingo más y recuerden que será diferente, los norteamericanos cambian el repertorio para darle más emoción y diferenciar los conciertos, los más fans irán a los 2, los nuevos disfrutarán seguramente y los californianos volverán a tocar, esperemos, mientras España sale campeona de Europa de fútbol en Berlín, un fin de semana redondo.