¿Alguna vez habéis pensado todo lo que nos ha cambiado la vida el GPS? En muchos casos pensamos en los correos electrónicos, en las redes sociales, en los teléfonos móviles etc. Sin embargo, el GPS no suele ser una de las herramientas más recordadas como esenciales, pero realmente, es imposible no pensar en ella y en lo que nos ha cambiado la vida para bien.
La población civil comenzó a usar el GPS hace 35 años y es una herramienta imprescindible hoy por hoy que nos puede sacar de más de un aprieto. Si no viajas mucho, quizá no lo hayas parado a pensar. Pero, actualmente puedes viajar a cualquier parte del mundo, encender el GPS y saber llegar a donde desees como si conocieses la ciudad. Literalmente, puedes haber viajado a Japón y moverte por Tokio con el GPS para ir a dónde quieras, sin problemas, aunque sea la primera vez que pisas la ciudad.
Pero eso no es todo, y es que el GPS tiene muchas más aplicaciones que la de orientarnos por las ciudades. Estas son funciones que tiene esta gran herramienta que desconoce la mayoría de la población y que os vamos a contar en este artículo.
¿Cuáles son las otras aplicaciones que tiene un GPS?
Todos sabemos que el GPS funciona vía satélite con las señales que envían a la Tierra. Esta alta tecnología nos permite actualmente orientarnos por cualquier lugar del mundo. No obstante, no es tan sencillo como parece.
Para que nuestro móvil pueda posicionarse bien necesita de al menos tres satélites para que puedan realizar la triangulación de nuestra posición, estableciendo de manera común la zona en la que se cree que podemos estar. Es por eso que cuantos más satélites estén conectados con nuestro móvil, más precisión habrá en el posicionamiento.
El GPS mide desastres naturales
Para la sorpresa de todos, esta no es la única función que tiene el GPS y es que los científicos utilizan esta herramienta para muchos otros fines con la ayuda de numerosos receptores en la tierra que incluso pueden ser nuestros dispositivos electrónicos.
Se pueden medir desastres naturales, la densidad de la nieve en distintos puntos de la tierra o hasta las erupciones volcánicas entre otras aplicaciones.
El GPS puede medir de manera eficaz los efectos de un terremoto
La manera tradicional de medir los terremotos siempre ha sido un sismógrafo ya que se enlazan directamente al suelo para poder medir las vibraciones. Lo que muchos no saben es que el GPS también puede medir las placas tectónicas y de esta manera conocer la velocidad a la que se mueven las fallas. Lo primero que se pensó es que el GPS no podría llegar al nivel de precisión necesario pero al final, se consiguió mediante un tipo de información que se puede conseguir con ellos.
Hay dos tipos de información concretamente. La primera se basa en ceros y unos (código binario) que transmite el satélite y la segunda opción es mediante señales portadoras que transmiten ese código binario desde el satélite. Las señales tienen una longitud de onda de 20 centímetros nada más, mientras que el código puede tener hasta decenas o cientos de metros de onda. Pero la señal portadora es mucho más precisa para localizar los puntos que necesitemos en la tierra.
Tienen una función vital
Otro aspecto importante es el de los receptores de GPS que tienen una función vital y que con el tiempo se han ido mejorando hasta la actualidad, ya existen receptores que se actualizan 20 veces por segundo. Por lo tanto, la tecnología GPS es muy útil para conocer más sobre los terremotos.
Hay que saber que no ayudan a predecir cuándo van a ocurrir, pero sí ayudan a la hora de saber las consecuencias devastadoras que pueden tener tan solo 10 segundos después de que se produzcan. Por ejemplo, en el año 2011 ocurrió el tremendo terremoto de Japón y esta tecnología ayudó a saber los efectos que podría tener el terremoto que fue un 9,1 en la escala de Richter.
El GPS puede sondear la nieve
Para entender esta aplicación del GPS tenemos que saber que las señales GPS rebotan contar las superficies como el suelo o el cristal. Al principio no se pensó que esto pudiera ser útil, pero con el tiempo y la ciencia, se ha demostrado que sí, puede ser muy útil. Comprobaron que las frecuencias de las señales que rebotaban cambiaban dependiendo de la superficie con la que rebotaban. Esto quiere decir que se puede obtener información de la superficie que hay debajo del receptor de GPS llegando incluso a saber la cantidad de nieve acumulada.
Para que se entienda mejor, cuanta mayor nieve haya, menor distancia habrá entre el eco generado por la señal y el receptor. Este sistema ha funcionado tan bien que se utiliza para medir la cantidad de hielo en la Antártida.
El GPS puede monitorear un volcán
Actualmente, la mayor parte de volcanes activos tiene un receptor GPS que detecta el movimiento que tiene debajo, es decir, las vibraciones al igual que con los terremotos. Sin embargo, va más allá de las vibraciones, ya que dependiendo de los cambios de altura que tengan sus sensores se puede calcular en la dirección que irá el magma y si en tal caso, va a salir. Esto es muy útil para saber qué zonas se deben evacuar primero y evitar así muchos desastres.
Por lo tanto, está claro que el GPS es una herramienta que para el ciudadano puede ser útil a nivel de localización, pero que para los científicos tiene unas aplicaciones de lo más innovadoras. Ayudando a muchas personas cuando ocurren terremotos o erupciones volcánicas sin que se den cuenta. Es increíble como una herramienta que comenzó siendo utilizada para orientarse en ciudades actualmente tenga aplicaciones con desastres naturales.
El GPS puede salvarte la vida
Aunque no lo creas, es otra de las funciones que tiene, al menos desde principios del 2020. Se trata de un sistema de ayuda SOS que se nutre de la red de satélites Galileo. ¿Qué es lo que hace? Transmite señales de socorro y recibe respuestas para avisarte de que van a rescatarte.
Así que, en cierto modo, te sentirás protegido porque sabrás que puedes lanzar una alerta. El problema es que, por desgracia, no todos los móviles pueden tener esa función ahora mismo.