En una entrevista en Radio Euskadi, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua ha pedido respeto a las víctimas y que el lema «Que te vote Txapote!» no se utilice durante la campaña para dañar a Sánchez.
Tenía que ser este miércoles, cuando se cumplen 26 años del cruel y cobarde asesinato del edil del Partido Popular, Miguel Ángel Blanco, cuando la líder del «Comando Papel», condenada a un año de prisión por sus portadas y artículos en Egin hablase de víctimas.
Unas víctimas que nunca le importaron porque siempre estuvo al otro lado. Al otro lado de las víctimas, del terror que secuestró a España otra vez cuando parecía que la democracia se abría camino tras cuarenta años de dictadura. Cuando las bombas, los disparos en la nuca y los secuestros se convirtieron en el pan nuestro de cada día.
Tenía que ser ella, mano derecha de Otegi, otro alma caritativa que estaba al lado de las capuchas, del enfrentamiento no solo de los españoles, sino de los propios vascos que durante décadas no tuvieron otra opción que callar o adherirse al movimiento etarra o abertzale para no sufrir represalias. Y que fue condenado a diez años, aunque se le rebajó a seis, por intentar reconstruir el brazo político de ETA, Batasuna. Y que había estado ya seis años en prisión por el secuestro en 1979 del director de la fábrica de Michelín Luis Abaitua, pena que cumplió entre 1987 y 1993.
Este miércoles en Radio Euskadi, quienes nunca pidieron perdón por los asesinatos de ETA en los que no tuvieron que ver de manera fáctica, pero sí los celebraban, alzase la voz precisamente para hablar de lo que seguro ella sí que considera una víctima, Francisco Javier García Gaztelu alias Txapote. Y no ha dicho otra cosa que «no se utilice a las víctimas del terrorismo para ir en contra del presidente del Gobierno».
Un presidente del gobierno que ha pactado con ellos tanto los Presupuestos Generales del Estado, la Ley de Vivienda, la Ley de Memoria Histórica, la Ley del solo sí es sí, Ley del Poder Judicial… Ha acercado a todos los etarras que quedaban en cárceles fuera del País Vasco, entre los que estaban Txapote y su pareja, asesinos de Miguel Ángel Blanco. Con los que afirmó, nunca pactaría «el PSOE tiene la misma posición: con Bildu no se acuerda nada». Luego cambió de opinión.
Tenía que ser ahora, cuando algunas víctimas han alzado la voz porque no soportan el escuchar el nombre de uno de sus verdugos. Porque sí, en el País Vasco durante los años de plomo, ETA mataba dos veces. Una era a la víctima, y la otra a sus familiares, quienes serían repudiados durante años por los que en algún momento fueron sus vecinos, amigos, compañeros.
Pero Mertxe Aizpurua no solo ha pedido «respeto» a las víctimas, sino que también ha asegurado que «los teléfonos volverán a sonar y lo que haga falta» en caso de que el PSOE gane las elecciones. Ya que «si quieren que haya políticas de izquierdas, la izquierda soberanista va a ser totalmente necesaria».
Pero respeto era lo que merecían las víctimas cuando los funerales de los asesinados por ETA se tenían que hacer de la manera más rápida posible y en casi clandestinidad. O sus entierros, en los que aunque la familia tuviese amistades, apenas iban personas por miedo, porque se decía aquello de «algo habrá hecho».
Bildu mira de frente a La Moncloa
Lo que da a entender que Bildu está más crecida que nunca, y no es para menos. La connivencia de PSOE y PP, que nunca se plantearon su ilegalización para poder utilizarlo convenientemente, como utilizan a las víctimas con fines electoralistas, ha provocado su auge, más si cabe con los pactos con el PSOE, que han desembocado en que Bildu haya estado a punto de superar al PNV en el gobierno de Euskadi, y que desde luego ya les mira de tú a tú.
Y que ya han avisado, por medio de su coordinador general, Arnaldo Otegi, que exigirán más a Sánchez llegando incluso al referéndum por la independencia y el estado plurinacional. Precisamente su mano derecha, Aizpurua, también ha defendido el papel de Bildu durante la legislatura y ha afirmado que su presencia «es bueno para la ciudadanía vasca pero también para la ciudadanía del Estado español», porque hasta para decir España llevan careta.
Es cuanto menos curioso que sea Aizpurua quien hable de respeto a las víctimas, cuando en sus listas para las elecciones municipales y autonómicas del 28M incluyeron a 44 exetarras, siete de ellos con delitos de sangre. Que más tarde renunciarían a ser concejales para «contribuir a la paz y la convivencia».
Una paz y una convivencia que marcan los que en su día se creyó que habían sido derrotados. Hoy en día los homenajes a etarras que aún siguen presos o que murieron mientras preparaban atentados o que fueron asesinados por los GAL o la Guardia Civil, son algo habitual en Euskadi.
Los recibimientos a los «gudari», en los famosos Ongi Etorri no han cesado por más que la Audiencia Nacional abriese una causa y es que tanto Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), como la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) han registrado 221 en lo que va de año.
Pero precisamente hace 26 años lograron lo que nunca se había logrado, unir a España al grito «Miguel Ángel, basta ya y ETA escucha aquí tienes mi nuca». Ese asesinato, el golpe a Sokoa, la colaboración con Francia, las políticas agresivas de los gobiernos de Aznar y Felipe González, y una sociedad que decidió gritar porque no soportaba más el ruido del silencio fue las que vencieron a ETA. Y no el gobierno de Zapatero, que por creer que ya estaba hecha la paz se llevó el último atentado de ETA con dos víctimas en Barajas.
Esa misma sociedad que hoy grita «Que te vote Txapote» es precisamente la que se ha vuelto a hartar de que un partido que se dice constitucionalista y que defiende los intereses de España, se doblegue antes los designios de los herederos de algunos de sus verdugos. Porque precisamente la juventud, la de los rojos y la de los azules, la de los nietos de las dos Españas se ha vuelto a unir para decir «basta ya» de gobernar a cualquier precio.