La industria electrónica coreana se enfrenta a una nueva crisis después de que los trabajadores afiliados al principal sindicato de Samsung Electronics en Corea del Sur hayan decidido ir a la huelga indefinida. Esta medida de presión surge tras la negativa de la empresa a atender sus reivindicaciones salariales.
El Sindicato Nacional de Samsung Electronics (NSEU), que representa al 24% de una plantilla total de 125.000 empleados, ha variado su estrategia inicial de realizar una huelga de tres días que debía finalizar hoy. Ante la falta de respuesta por parte de la dirección de la compañía, el sindicato ha optado por convocar una huelga indefinida.
Exigencias Salariales y Tensión Laboral
Los manifestantes exigen un aumento del salario base del 3,5% y un día libre para conmemorar la fundación del sindicato. Según informaciones del vicepresidente del NSEU, Lee Hyun-kuk, la dirección ofreció una subida del 3%, pero desde la organización sindical reclaman un 0,5% adicional que corrija los efectos de la inflación.
Desde enero, tanto la dirección de Samsung como los sindicatos han celebrado varias rondas de conversaciones, pero no han podido acercar posturas sobre el alza salarial, el sistema de vacaciones o las primas. Esta falta de entendimiento entre ambas partes ha desembocado en la huelga indefinida anunciada por el NSEU.
Impacto Potencial en la Producción
En la primera jornada de huelga, el pasado lunes, se concentraron 6.540 trabajadores en una protesta a la entrada de las instalaciones de Samsung Electronics en Hwaseong, procedentes de las plantas de Giheung, Pyeongtaek, Cheonan, Onyang, Gumi y Gwangju. Esta afluencia mayor de lo esperado llevó al NSEU a asegurar que la huelga afectaría a la producción de microchips, si bien Samsung Electronics lo ha negado.
La multinacional ha manifestado en un comunicado que se asegurará de que no se produzcan interrupciones en las líneas de producción y que mantiene su compromiso de entablar negociaciones de buena fe con el sindicato. Sin embargo, la escalada del conflicto laboral y la falta de acuerdo entre las partes podrían tener serias consecuencias para la industria electrónica coreana, líder mundial en la fabricación de semiconductores.
