Un hombre podría ser condenado por 12 años tras presuntamente matar a la expareja de su novia

En un caso que ha captado la atención de la opinión pública, un hombre de 26 años se enfrenta a un juicio con jurado popular por la muerte de la expareja sentimental de su novia, con quien había retomado la relación y tenían una hija en común. El fiscal solicita 12 años de prisión por homicidio, mientras que la defensa alega que se trató de un homicidio imprudente y reclama apenas 3 meses de cárcel. El hecho ocurrió en abril de 2023 en la vivienda de la mujer, cuando la víctima acudió a recoger unas herramientas.

El caso se presenta como una compleja situación en la que se deberá determinar si el acusado actuó con intención de matar o si, por el contrario, se trató de un homicidio imprudente motivado por el miedo a una posible agresión a su familia. El jurado popular tendrá la difícil tarea de analizar las circunstancias y las versiones de ambas partes para llegar a un veredicto que podría suponer una condena de hasta 15 años de prisión o apenas 3 meses, dependiendo de si se considera que hubo dolo homicida o no.

EL ESCENARIO DEL CRIMEN Y LAS CIRCUNSTANCIAS DEL HECHO

Según el escrito provisional del ministerio público, los hechos tuvieron lugar el 8 de abril de 2023 en la casa de la expareja de la novia del acusado, una mujer de 33 años. La víctima había mantenido una breve relación sentimental de tres meses con ella y acudió a la vivienda para recoger unas herramientas que se había dejado tras ayudarle con una mudanza.

Al llegar a la puerta, la mujer le abrió y le dijo que bajara a la calle, donde le entregaría las herramientas. Sin embargo, al oír la voz de un hombre, la víctima intentó entrar a la fuerza, momento en el que el acusado, de 26 años, cogió un cuchillo de unos 20 centímetros de la cocina y le asestó tres puñaladas, una en el antebrazo izquierdo, otra en el hemitoráx izquierdo y una tercera en el hemiabdomen derecho que le alcanzó la arteria aorta, causándole la muerte en el propio recibidor de la vivienda.

La defensa ha admitido que el crimen es «reprobable», pero alega que su defendido actuó por «miedo y para defender a su familia», al considerar que la víctima, a la que no conocía, irrumpió de forma violenta en la casa y podría haber supuesto una amenaza para sus hijas de 3 y 6 años, que se encontraban en la vivienda.

LA ACUSACIÓN Y LA DEFENSA PRESENTAN VERSIONES CONTRAPUESTAS

Por un lado, el fiscal solicita 12 años de prisión por un delito de homicidio con la agravante de abuso de superioridad y la atenuante de confesión. Asimismo, reclama que el acusado indemnice a la familia de la víctima con 100.000 euros al hijo, 45.000 euros a la madre y 15.000 euros al hermano.

Sin embargo, la defensa reclama apenas 3 meses de cárcel por un delito de homicidio imprudente, alegando que concurre la atenuante incompleta de legítima defensa, confesión de los hechos y reparación del daño. Argumenta que el acusado actuó en «situación de arrebato u obcecación mental» para «defender a las hijas» y que no tenía la «intención de matarlo», sino solo de «amedrentar» a la víctima para que se fuera.

Por otro lado, las acusaciones particulares rechazan todas las atenuantes y consideran que se trató de un «homicidio doloso, quería matarlo», ya que el acusado fue a la cocina a por un cuchillo y le asestó tres acometidas «con fuerza» para causar una «herida mortal». Además, señalan que no hubo proporcionalidad para reclamar legítima defensa, ya que la víctima iba desarmada y el acusado no tenía lesiones.

EL JURADO POPULAR DEBERÁ DETERMINAR LA INTENCIONALIDAD DEL ACUSADO

En este complejo caso, el jurado popular tendrá la difícil tarea de analizar minuciosamente las diferentes versiones y las circunstancias del hecho para determinar si el acusado actuó con la intención de matar a la víctima o si, por el contrario, se trató de un homicidio imprudente motivado por el miedo a una posible agresión a su familia.

La defensa ha argumentado que su defendido no tenía «intención de matarlo», sino solo de «amedrentar» a la víctima para que se fuera, alegando que actuó en «situación de arrebato u obcecación mental» y que sus hijas estaban «atemorizadas llorando». Sin embargo, la acusación considera que se trató de un «homicidio doloso» y que el acusado fue a la cocina a por un cuchillo con la «intención de matarlo».

El veredicto del jurado popular determinará si el acusado enfrenta una condena de hasta 15 años de prisión por homicidio o si, por el contrario, será condenado a apenas 3 meses de cárcel por homicidio imprudente. Sin duda, una decisión que tendrá un impacto significativo en el futuro del procesado y que deberá tomarse con el máximo cuidado y rigor.