El desafío del Sahel para la UE: Un equilibrio delicado entre la diplomacia y la firmeza

La UE se encuentra en una encrucijada con el Sahel, una región crucial para su seguridad que se enfrenta a la creciente amenaza de los yihadistas y a una serie de golpes de Estado. La volatilidad regional dificulta la cooperación, pero la UE debe mantener la puerta abierta, aunque no sin establecer límites.

¿Cómo abordar la inestabilidad en el Sahel?

La concatenación de golpes de Estado en Malí, Burkina Faso y Níger, ha llevado a las juntas militares a buscar nuevos socios. Rusia, Turquía e Irán han aprovechado esta situación para expandir su influencia, mientras que la UE y Francia han sufrido un distanciamiento. El pasado colonial sigue presente y la percepción de ineficacia de las fuerzas occidentales ha generado frustración en la población local, algo que Rusia ha sabido explotar.

La UE se enfrenta a un dilema: mantener la puerta abierta a la cooperación, pero sin respaldar estrategias antiterroristas que puedan legitimar a los regímenes militares. La gran pregunta es si la UE puede coexistir con competidores estratégicos que tienen una agenda incompatible con sus valores.

El camino a seguir: una estrategia europea cohesionada

La UE debe desempeñar un papel más activo en el Sahel, no dejando que Francia marque el ritmo. Es necesario aprender de las lecciones del pasado y diseñar misiones militares y civiles más reactivas, reversibles y escalables. Un modelo a seguir podría ser la iniciativa de cooperación con los países del Golfo de Guinea, que implica misiones de asesoramiento militar en lugar de entrenamiento.

Al mismo tiempo, la UE debe mantener iniciativas de mediación a nivel local y explorar la vía bilateral con los países del Sahel, ya que la disolución del G5 Sahel ha dejado a la UE sin su principal socio.

Es fundamental no quemar todos los puentes que se han construido con el Sahel, pero la UE debe ser más transparente y clara en sus expectativas, estableciendo límites y defendiendo sus estándares y valores.

La UE necesita una estrategia europea cohesionada, ya que los países europeos están compitiendo entre sí. La población civil del Sahel no debe verse castigada por la inestabilidad, por lo que la cooperación humanitaria debe continuar a nivel bilateral. Es necesario prepararse para el «día después» de la inestabilidad actual, sin romper todos los puentes con el Sahel.